Windar hace gala de permitir, con este nuevo contrato para Iberdrola, el regreso a la zona de trabajadores que se habían tenido que marchar a otras zonas debido a la caída de la ocupación en Ferrolterra y también de proporcionar una ocupación a otros que estaban en el paro.
En este último caso se encuentra Sergio Ferreira Freire, un joven de A Capela de 31 años, que desde que terminó sus estudios profesionales no ha dejado de trabajar. Su jefe sostiene que pocos trabajadores cuentan con la cualificación de la que dispone este calderero polivalente, que conoce al dedillo lo que supone la movilidad laboral. Bilbao, Cartagena y Algeciras son solo algunas de las ciudades en las que desarrolló su profesión. Cuando le llegó la oportunidad de Windar Renovables se encontraba en el paro.
«Siempre se trabaja mejor cerca de casa», afirma. Lleva dos meses en la antigua Imenosa y está satisfecho de esta nueva etapa. «Esta es una empresa muy potente, con medios y medidas de seguridad muy buenas», afirma.
Gerónimo Piñón, de 41 años y natural de As Pontes, fue trasladado a Avilés hace un año y medio, cuando la empresa metalúrgica en la que trabajaba, Daorje, cerró sus puertas en la villa minera y recolocó a parte de su personal en sus instalaciones asturianas. Desde el pasado mes de enero se encuentra en las instalaciones de la antigua Imenosa, lo que le ha permitido acabar con los viajes frecuentes desde la comunidad vecina para ver a su familia, a su mujer y a sus dos hijos.
Como Ferreira y otros muchos trabajadores metalúrgicos de la comarca, también ha tenido que buscarse el sustento en distintas ciudades del país, como Barcelona, Salamanca, Cáceres y Melilla. Comenzó a trabajar a los 17 años. Ahora disfruta de la nueva etapa profesional y de estar «a un paso da casa».
LA VOZ DE GALICIA