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Los ingenios marinos salvan a la industria eólica avilesina de la moratoria renovable

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Windar despacha la primera base construida en España para un parque «offshore» de Noruega.

Las primeras piezas fabricadas en Avilés para el pujante sector de la energía eólica marina ven la luz justo a los pocos días de que el Gobierno de Mariano Rajoy haya decretado una moratoria para nuevas instalaciones renovables, lo que en la práctica significa la «congelación» de todos los nuevos proyectos eólicos dentro de España. El varapalo que supondrá la moratoria para las empresas que durante la última década prosperaron gracias al negocio del viento -como la avilesina Windar renovables- podría ser demoledor de no ser porque algunas, entre ellas las asentadas en la comarca, han demostrado un gran olfato anticipándose a la evolución del mercado y diversificando sus actividades para entrar, por ejemplo, en el sector de la eólica marina, con gran potencial en aguas del norte de Europa.

Windar renovables (68 por ciento propiedad del Grupo Daniel Alonso y 32 por ciento en manos de la multinacional vasca Gamesa) exporta hoy mismo el primer gran ingenio construido en sus talleres del parque empresarial de la ría. Se trata de una base de acero («jacket» en la jerga eólica) de 671 toneladas que una vez fondeada en aguas próximas a Noruega servirá de sostén a una estación marina para la recepción y distribución de la electricidad que generarán los aerogeneradores a colocar a su alrededor. Es decir, la estructura construida en los talleres avilesinos de Windar renovables sostendrá el peso del centro neurálgico de un parque eólico marino. Según fuentes de la empresa, esta primera entrega no será la última pues hay buenas perspectivas de obtener más contratos.

Casi coincidente en el tiempo con el embarque esta mañana de la pieza de Windar renovables -que se prevé espectacular-, otra empresa radicada en el parque empresarial de la ría, Idesa, tiene previsto trasladar al nuevo muelle del Estrellín (fase uno de la ampliación) la primera pieza de una treintena que tiene como destino un parque eólico marino en construcción en aguas de la costa alemana. El peso total de este encargo ronda las 36.000 toneladas, según explicaron hace días en medios conocedores de la operación. Estas piezas no irán debajo del agua como la que ha fabricado Windar, sino que están pensadas para formar parte del fuste del aerogenerador y soportar el peso de las aspas.

Las estructuras que ya fabrica Idesa, al igual que ocurre con la que hoy mismo será embarcada para su envío al norte de Europa, tienen grandes dimensiones (400 toneladas de peso, 55 metros de largo y seis de diámetro). Esto genera no pocos problemas de orden logístico tanto para el traslado desde los talleres al muelle como para su izado al barco y posterior trincado. En este sentido el Puerto ha construido una carretera de servicio que facilita el paso de los transportes especiales.

El paso adelante que decidieron dar hace años Windar renovables e Idesa desarrollando tecnologías que les permiten estar hoy en condiciones de fabricar ingenios para la industria eólica marina les evitarán sobresaltos derivados de la moratoria renovable en España. Tanto es así que Gamesa, el socio de Windar, ya no tiene proyectos en cartera para España y centra su negocio desde hace tiempo en el mercado exterior e Idesa aspira a ser una empresa referente en componentes para aerogeneradores marinos y a tales efectos tramita la construcción de una nave de 44.000 metros cuadrados en Gozón.

LA NUEVA ESPAÑA